

OBESIDAD, DEPRESIÓN Y HÁBITOS DE VIDA AUMENTAN RIESGO DE TRASTORNOS DE SUEÑO
La obesidad, depresión o hábitos de vida poco saludables aumentan el riesgo de padecer trastornos del sueño, que a su vez aumentan el riesgo cardiovascular y cerebrovascular.
SEVILLA, 14 de Marzo 2011. EUROPA PRESS.
La obesidad, depresión o los hábitos de vida poco saludables aumentan el riesgo de padecer trastornos del sueño, según han puesto de manifiesto expertos de la Sociedad Española de Sueño (SES), en el marco de la XX Reunión Anual que esta sociedad ha celebrado en Sevilla y del Día Mundial del Sueño que se celebró este lunes 14 de marzo.
El doctor Joaquín Durán, miembro de la SES, alude al respecto a los diferentes estudios clínicos realizados en los últimos años, que han ido mostrando una relación directa. "En el caso del insomnio, el aumento de su frecuencia guarda relación con hábitos de vida poco saludables y la incidencia de depresión en la población actual, mientras que la apnea del sueño se relaciona fundamentalmente con el aumento de la obesidad".
Ha agregado que algunas investigaciones recientes han relacionado trastornos como el síndrome de piernas inquietas, la apnea del sueño o el insomnio con un aumento del riesgo cardiovascular de los pacientes que no son tratados convenientemente. "Aunque las mayores evidencias disponibles hacen referencia al aumento del riesgo cardiovascular en relación a la apnea del sueño, en general se considera que el riesgo está aumentando entre un 150 a un 400 por ciento", ha advertido Durán.
Por ello, ha insistido que esta asociación entre la apnea del sueño y el aumento en el riesgo cardiovascular y cerebrovascular es "incuestionable al día de hoy".
En concreto, ha explicado que los especialistas en la materia consideran la apnea del sueño como la causa más importante de hipertensión arterial secundaria que existe en la actualidad. "Además, la apnea del sueño tiene un papel bidireccional con la obesidad. Por un lado, la obesidad puede causar apnea del sueño y, a su vez, las apneas del sueño pueden producir obesidad", ha proseguido.
Por esta razón, los protocolos de prevención habituales para minimizar el riesgo cardiovascular en pacientes con trastornos del sueño se basan fundamentalmente en establecer un diagnóstico precoz de la enfermedad, lo que, en el caso de la apnea, implica la identificación de los niños, jóvenes y adultos con esta patología lo antes posible.
"Hoy en día sabemos que el recorrido en términos de riesgo de una persona de 30 años con apnea del sueño es superior a una persona de 75 años. El primero tendrá una expectativa de vida de unos 50 años, donde las apneas incrementarán su riesgo cardiovascular, mientras que en el segundo caso, el riesgo y sus posibles consecuencias van a ser mucho menores", ha continuado.
Por esta razón, aunque ha admitido que es importante diagnosticar y tratar la apnea del sueño "a cualquier edad", ha subrayado que es "particularmente importante" hacerlo lo antes posible para evitar riesgos cardiovasculares y cerebrovasculares "a medio y largo plazo".
La misión de los médicos de atención primaria es fundamental en la sospecha clínica y el envío de los pacientes a las unidades de sueño, ha dicho.
CÓMO IDENTIFICAR POSIBLES CASOS
Para identificar posibles casos, los tres síntomas principales son los ronquidos entrecortados, las apneas de sueño y la somnolencia diurna o cansancio excesivo.
"Solo con la presencia de dos de estos síntomas ya es indicativa para remitir al paciente a una clínica de sueño de sueño", ha concluido este especialista.
